La preparación del suelo es una parte esencial del cultivo, es el proceso de preparar la tierra para la siembra y puede hacerse de diferentes maneras, cada una con sus propios beneficios.
Por ejemplo, si ha adquirido recientemente un terreno nuevo y está interesado en cultivar sus propios alimentos, puede considerar el uso del compostaje como método de preparación del suelo. El compostaje consiste en calentar materiales orgánicos, como hojas o recortes de césped, en un horno para producir calor y dejar que se descompongan con el tiempo. El calor de la materia orgánica en descomposición ayuda a descomponer el material en trozos más pequeños que pueden utilizarse como abono para sus plantas.
Otra opción es utilizar un rotocultor, arado u otro tipo de herramienta para descompactar la tierra y moverlos para que se cubran de tierra fresca. La mejor manera de preparar la tierra para el cultivo es volverla suelta y blanda, para que pueda absorber el agua fácil y rápidamente, lo que también ayudará a que tus plantas crezcan más rápido y con más vigor, esto ayudará a acelerar el proceso, para poder plantar semillas o plántulas en este nuevo lecho de tierra.
La maquinaria utilizada para la preparación del suelo es una parte muy importante del proceso. Con esta maquinaria se puede preparar el suelo de forma que permita el mejor cultivo posible.
Te indicamos los equipos más utilizados al momento de preparar la tierra:
Arado
El arado se utiliza para romper el suelo, lo que permite un mejor crecimiento de las semillas y un crecimiento más rápido de las plantas. El arado también se utiliza para eliminar las malas hierbas de los campos, lo que mejora la productividad y facilita la recolección de los cultivos.
Tractor
Para preparar la tierra para la plantación, necesitarás un tractor o un pequeño tractor que tire de un arado y sus diferentes implementos que se le pueden adicionar para personalizar el uso de la maquinaria.
Pulverizadora
Para asegurarte de que tu terreno se encuentre libre de plagas es recomendable realizar una fumigación previa a la plantación, este procedimiento ayuda a garantizar el estado saludable del suelo.
Una buena tierra para el cultivo tiene un nivel de pH entre 6 y 8 (siendo 7 el neutro) y un contenido medio de humedad de al menos el 10% en volumen. Debe estar libre de rocas y otros residuos, ya que éstos pueden causar graves problemas a las plantas cuando son absorbidos por sus raíces, para esto el uso de las herramientas adecuadas es de gran importancia para obtener un terreno óptimo a la hora de cultivar.