La caña de azucar (Saccharum officinarum) es una planta perenne alta que es nativa de los trópicos del sudeste asiático, con gran presencia en Ecuador y demás países de la región. Los colores del follaje de la caña de azúcar varían según la variedad. Pero tienden a ser grandes y de un verde intenso con bordes afilados.
Su cultivo comercial llega a ser hoy en día de escala masiva, que junto al etanol dan más de 200 mil plazas de trabajo en el país.
Con sus tallos largos y de savia dulce, la caña de azucar es fundamental para hacer distintos tipos de azúcares y melaza. Por otra parte, la cera producida por la caña se utiliza para fabricar papel, aislamientos eléctricos y la producción de combustibles. Sin contar además sus propiedades medicinales, para aliviar mordeduras de serpientes, dolor de garganta y molestias oculares.
Suelo ideal para la caña de azúcar
Cada vez que se planta un nuevo cultivo es esencial llevar el suelo a una labranza fina. De esta manera fomentamos la germinación adecuada de nuestra caña. La labranza puede realizarse mediante los implementos adecuados, que aflojen la capa superficial del suelo.
Además, tener un conocimiento del tipo de tierra o suelo para el cultivo de caña de azucar ayuda a determinar la cantidad óptima de macro y micronutrientes.
Las limitaciones químicas de los suelos, como la acidez y la baja fertilidad, son relativamente fáciles de corregir o controlar.
En el cultivo de caña de azúcar, el pH óptimo del suelo es de aproximadamente 6,5. Pero puede tolerar un grado considerable de acidez y alcalinidad del suelo.
Por lo tanto, puede llegar a crecer en suelos con pH en el rango de 5 a 8.5 de pH. En caso tal que sea menor, se requiere encalado, o aplicación de yeso si el pH es mayor de 9.5. También tengamos en cuenta que es probable que se produzcan infestaciones de nematodos en suelos muy arenosos.
Fertilización y macronutrientes en la caña de azucar
Los estudios han demostrado que los principales requisitos de nutrientes de la caña de azúcar son nitrógeno, fósforo, magnesio, azufre y silicio. Las cantidades exactas de estos nutrientes dependen del suelo. Otros factores afectarán la cantidad exacta de nutrientes absorbidos. Por ejemplo, el suelo pesado, que puede minimizar la absorción de nitrógeno.
Si bien dos macronutrientes principales son muy necesarios para la producción de caña de azúcar, el potasio no es un problema. Como pasto, el nutriente número uno necesario para fertilizar la caña de azúcar es el nitrógeno.
Al igual que el césped, la caña de azúcar consume mucho nitrógeno. Se debe aplicar de 27 a 45 kilos / 0,40 ha. La menor cantidad es para suelos más livianos, mientras que la mayor cantidad es para suelos pesados.
El fósforo es el otro macronutriente que debe contener el fertilizante de caña de azúcar. La cantidad recomendada es de 23 kg por .40 hectáreas. Una prueba de suelo para determinar la tasa real es esencial porque el exceso de fósforo puede causar óxido.
Se realiza una fertilización ligera inicial cuando las cañas apenas están empezando a crecer. A esto le siguen aplicaciones cada vez más altas en nitrógeno entre 30 y 60 días después de la siembra.
A partir de entonces, alimenta las plantas todos los meses. Es importante mantener las plantas bien regadas después de la alimentación para ayudar a que los nutrientes se filtren en el suelo y se trasladen a las raíces. Puedes necesitar de equipos de riego, según la extensión del cultivo. Disponemos además de varios modelos de aspersores.
Los abonos orgánicos son una excelente manera de dar a las plantas el impulso de nitrógeno que necesitan. Estos deben aplicarse con menos frecuencia, ya que demoran en descomponerse.
Control de insectos de la caña de azúcar
La forma de lidiar con las plagas de las plantas de caña de azucar depende en gran medida del impacto en el cultivo. Veamos algunos de los más comunes al cultivar caña de azúcar.
Larvas de la caña de azúcar: en los tallos subterráneos en la caña de azucar pueden alojarse larvas blancas, también conocidas como larvas de la caña de azúcar. Estas plagas se alimentan de las raíces y los tallos subterráneos de la planta. Las infestaciones de gusanos blancos pueden ser difíciles de diagnosticar porque permanecen debajo del suelo en su etapa larvaria. Sin embargo, las plantas pueden mostrar un follaje amarillento, un crecimiento atrofiado o distorsionado.
Las plantas de caña de azúcar también pueden caer repentinamente debido a la falta de tallos y raíces para anclarlas en su lugar. Los controles químicos de las larvas de la caña de azúcar son ineficaces. Los mejores métodos de control de estas plagas son las inundaciones regulares o el desbroce de los campos de caña de azúcar.
Barrenadores de la caña de azúcar: los barrenadores (Diatraea saccharalis) son uno de los insectos más destructivos que se alimentan de la caña de azúcar. Aunque también pueden ser plaga de otras plantas tropicales. Estos insectos hacen un túnel en los tallos donde pasan su etapa larvaria comiendo los tejidos internos blandos de la planta. El daño del barrenador de la caña de azúcar hace que las cañas infectadas produzcan un 45% menos de azúcar que las plantas no infectadas.
Las heridas abiertas que estas plagas crean al hacer túneles también pueden dejar a la planta susceptible a problemas secundarios de plagas o enfermedades. Los síntomas de los barrenadores en la caña de azucar incluyen agujeros en tallos y follaje, clorosis, así como crecimiento atrofiado o distorsionado.
Los insecticidas que contienen aceite de neem, clorantraniliprol, flubendiamida o novalurón han demostrado ser eficaces para controlar los insectos de la caña de azúcar para los barrenadores. Para una aplicación precisa, recomendamos utilizar pulverizadores de mochila o atomizadores integrados al tractor, dependiendo del presupuesto y extensión del terreno.
Gusanos de alambre: tanto los gusanos como las larvas de los escarabajos también pueden causar la pérdida de cultivos en los campos de caña de azúcar. Estos pequeños gusanos de color amarillo anaranjado se alimentan de las raíces. Pueden dejar grandes agujeros en los tejidos de la planta y sus piezas bucales a menudo introducen infecciones bacterianas o virales secundarias en la planta.
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